Agradecemos a Carlos Menéndez, ajedrecista de la ONCE, que cuente su experiencia para la sección Signodrez, ¡gracias Carlos!
Para esta sección contaremos con la colaboración de Carlos Menéndez Solar, a continuación nos cuenta su experiencia:
«Años antes de ser afiliado a la ONCE, ya participaba con frecuencia en torneos como jugador federado de ajedrez.
No fue sin embargo hasta que sufrí una pérdida muy acusada de visión y me reincorporé a la actividad deportiva como jugador invidente, que empecé a darme cuenta de las posibilidades de integración que el ajedrez ofrece a quienes lo practican.
Sólo con pequeñas adaptaciones en el tablero y el reloj, este deporte permite competir a las personas con algún tipo de discapacidad contra el resto de jugadores de una comunidad ajedrecística que no tiene fronteras.
La partida de ajedrez cobra vida en la mente de cada jugador, y gracias a ello puede ir más allá de las barreras físicas que otros deportes no pueden saltar. Es el deporte que mejor puede conseguir que esas barreras se superen, dada su naturaleza mental.
El desafío personal que supone enfrentarse en los torneos a todo tipo de adversarios, de cualquier nacionalidad y cultura, añade aún más interés y enriquece la experiencia de una actividad que por si sola, es ya apasionante.
Ganar una partida es una satisfacción en sí misma, pero se ve reforzada cuando se hace llegando a enfrentarse a adversarios que parecían estar lejos de nuestro alcance.
En un torneo en el que pueden tomar parte doscientos, trescientos o más jugadores, la práctica de esta actividad común les iguala en la lucha por sus objetivos y hace desaparecer las distancias de sus diferentes realidades.
El ajedrez es un idioma universal, que cuanto más se conoce, más se quiere hablar.»
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